miércoles, 16 de marzo de 2011

Manual para explicarle a tu niño acerca de esas "preguntas"

Actúa con tranquilidad. Cuando tu hijito te haga preguntas sobre el sexo y otros temas complejos, lo mejor es contestar de la manera más tranquila y directa
posible para que no piense que es vergonzoso hablar contigo sobre ciertos temas. Eso, por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo.

Si crees que será muy difícil hablar sobre sexo con tu hijito, puedes ensayar tus respuestas, ya sea imaginándote la conversación o practicando con tu pareja. Aprovecha momentos de tranquilidad con tu niño para conversar sobre el tema. Como por ejemplo, mientras arman un rompecabezas o a la hora de la merienda.

Los paseos en auto pueden también ser una buena oportunidad para hablar sobre asuntos delicados. De esta manera no mirarás directamente a tu hijo, lo cual tal vez te resulte menos estresante.

"Lo importante es que los padres no estén nerviosos cuando hablen con sus hijos sobre temas difíciles", sugiere Jerome Kagan, profesor de psicología en la Universidad de Harvard. "El niño está captando el tono de lo que dicen, no las palabras".

Da explicaciones sencillas. Para los niños de esta edad, las mejores respuestas son las más breves y sencillas. Por ejemplo si tu pequeño quiere saber de dónde vino, le puedes decir: “Te formaste en la barriga de mamá y ahí creciste hasta que estuviste listo para nacer".

Es recomendable que nombres correctamente las partes del cuerpo que menciones (pene y vagina, y no palabras como "pipi" y "cuchi"). Así eliminarás la noción de que los asuntos sexuales están prohibidos o son vergonzosos.

Un niño de 3 años quedará plenamente satisfecho con una respuesta sencilla. Mientras que un niño de 4 años tal vez quiera saber más y haga preguntas como las siguientes: "¿Creció Joaquín en la barriga de papá? " o "¿Cuándo va a salir mi hermanita?". Contéstale a tu niño, mientras siga demostrando interés, pero no le brindes demasiada información si ves que ya está listo para armar su rompecabezas.

Fomenta su confianza en ti. No importa lo que te pregunte tu niño, procura no reaccionar bruscamente con un "¿De dónde has sacado eso?". Tampoco evites la conversación diciendo, "Luego te lo explico, ahora vamos a comer". Tu hijito podría pensar que sus preguntas son tabúes, y que es un niño malo por pensar en esas cosas. En lugar de reprochárselo o distraerlo, elogia su interés diciendo, "¡Qué buena pregunta!" (así también tendrás algunos instantes para pensar en tu respuesta). Al final de la conversación, motívalo diciéndole: "Hazme más preguntas cuando quieras, hijito".

Claro que nunca sabes cuándo te hará la próxima pregunta. Es posible que tu hijo te pregunte qué es una vagina en la cola del supermercado. Si eso sucede, contéstale en voz baja y explícale que es mejor hablar de las partes privadas de nuestro cuerpo cuando estén en casa. Y aunque esa situación sea vergonzosa para ti, procura no desalentarlo.

Tu pequeño necesita saber que puede hablar honestamente contigo sobre cualquier tema. Esto es fundamental, no sólo durante su niñez, sino también cuando llegue la adolescencia y más allá.

Aprovecha cada oportunidad. No tienes que esperar a que tu niño empiece a hacerte preguntas. Es probable que ya le hayas enseñado algo sobre la sexualidad y la reproducción apuntando a la mamá cabra que amamanta a sus cabrititos en el zoológico.

Existen también muchos libros y videos infantiles que te pueden ayudar a explicarle a tu niño cómo nacen los bebés (un ejemplo es "Mamá puso un huevo", de Babette Cole).

Enséñale el significado de "privacidad". Tu niño es capaz de entender que todos tenemos derecho a la privacidad, y también puede aprender que cuando la puerta de tu cuarto está cerrada, tiene que tocar antes de entrar. Asegúrate de hacer tú también lo mismo cuando la puerta de su habitación esté cerrada.

A esta edad, probablemente tu niño no esté muy interesado en tener privacidad (puede que hasta prefiera tener compañía cuando va al baño), pero entenderá mejor la norma de tocar a la puerta antes de entrar si tú también la obedeces. También puede aprender que sus partes privadas son privadas, y que nadie debe tocarlas excepto mamá, papá, la niñera o el doctor; y sólo para ayudarle después de ir al baño o durante un reconocimiento médico.

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